National Arda

Eloy Bouzas "Ancamal" y Mario Herrero "Ardias"

Nuestro objetivo en la Tierra Media era intentar acabar la búsqueda de los hermanos ents: encontrar a las ents-mujeres. Sabemos que en algún lugar de la Tierra Media han de estar, si no, ¿a dónde habrían ido? Tendríamos pocas posibilidades. Por un lado podrían haber ido al océano, aunuqe no sabemos con exactitud si los árboles saben nadar o necesitan respirar bajo el agua. Podrían haber cruzado la frontera sureste hacia las lejanas tierras de Hrad, donde el calor reina, y no creemos que a las ent-mujeres les gustara andar a la parrilla. Y si no, hacia los mares de Rhûn, donde nos plantearíamos la misma duda que con el tema de la travesía por el oceáno. O bueno, siempre nos queda el misterioso paso del norte, Forodwaith, aunque nadie sabe a dónde lleva y no muchos se han aventurado y se les ha vuelto a ver. Oh, disculpad, no nos hemos presentado. Podéis llamarnos Smágol. Investigamos la Tierra Media desde hace unas semanas con el objetivo, como hemos dicho, de localizar a las ent-mujeres. No creemos que se hayan ido de compras al Bosque Negro o que hayan ido a cotillear en Arnor Eriador. Lo primer que teníamos que hacer era visitar el bosque de Fangorn y, preguntar a los ents. A la entrada del frondoso bosque nos atendió uno, aunque le molestó la visita porque le pillamos preparando una especie de jugo de... Dejémoslo, hay gente que detesta las entrañas de orco. Nos acercamos a él, y con el mejor de los saludos, le preguntamos si nos podría decir algo acerca de las ent-mujeres. A la mañana siguiente terminó de saludar, y unas semanas después nos terminó de pedir que repitiéramos la pregunta. Al cabo de un tiempo nos dijo nos dijo que no tenía ni idea. Después de afeitarnos durante unas horas la espesa barba, nos adentramos en el bosque y encontramos otro ent. Le hicimos la misma pregunta. A la mañana siguiente nos dimos cuenta de que ningún ent excepto uno recordaba algo de ellas, y unos días después descubrimos que ése era Bárbol. Le encontramos en un claro del bosque. Después de una charla un tanto aburrida que nos llevó algo más de un mes, nos dio a entender que las ent-mujeres se habrían ocultado en algún bosque sin que nadie notara su presencia. Cansados de tantas rápidas conversaciones con los ents, abandomamos el bosque al fin y consultamos el plano. El bosque más cercano era el de Lórien, que debería encontrarse deshabitado porque los elfos habían marchado al océano. Allí nos encontramos un paraje muy hermoso, donde habían crecido en gran cantidad unos extraños hongos. Ya que estábamos hambrientos cogimos uno y lo olimos. Mm, el dulce aroma de la fruta podrida. Cuando íbamos a pegarle un mordisco, vimos una criatura pasar por allí, comer un hongo, y caer rebotando al agua entre aullidos de dolor. Mejor no, pensamos, y arrojamos el hongo al agua. Tras echar una ojeada nos sentamos a pensar en un banco, y muy serios llegamos a una conclusión. Si los elfos vivieron aquí antes de la primera marcha de los ents, y marcharon centenares de años más tarde que las ent-mujeres, se podía pensar en la posibilidad de que las ent-mujeres quizá no estuviesen allí. Así que abandonamos el bosque, y decidimos que la siguiente parada sería el bosque negro. El camino fue largo y agotador, así que antes de adentrarnos nos sentamos en una roca lisa. Un enano que pasaba por allí, también cansado, se sentó a nuestro lado. ¿Habría visto él a las ent-mujeres? El mejor modo para preguntar era, antes, presentarse. Nos deslizamos levemente para acercarnos, le miramos como distraídos y saludamos:

- Hola, soy Smágol, hijo de Sméagol, para serviros a ti y a toda tu familia, quisiéramos hacerte una pregunta. ¿Sabes algo sobre las ent-mujeres?

- ¿Ent-mujeres?

- Eh... Árboles grandes, hembras, con muchas ramas... Caminan...

El enano murmuró algo para sí, sólo llegamos a oír fragmentos como "estúpido", "retrasado", "trasgo sin cerebro", y sin respondernos, se marchó como asustado. No sabemos si se asustó de que intentamos usar un lenguaje no muy culto para hablar bien con un enano, o el hecho de que tenemos tres dientes podridos, un ojo bizco y la piel amarilla. Pero si no quería ayudar de poco nos iba a servir. Seguimos caminando hasta llegar a los lindes del bosque. Los árboles se cerraban, parecía un lugar oscuro. Claro, una observación estúpida, es el bosque negro, por alguna razón lo es. Nada más entrar pareció llegar la noche sin la luz del rostro pálido por ningún lado. Sólo salpicaduras, aullidos y pisadas por todas partes. Avanzamos a tientas hasta que chocamos con algo sólido. Un árbol. Pero ese árbol no había estado ahí antes. Nos subimos a él y nos acurrucamos. La rama se sacudió y caímos al suelo.

- ¿Quién me despiérta? -dijo lentamente una voz que sonaba demasiado aguda-. Los elfos no andan por los lindes cuando la Cara blanca reina. ¿Quién es? ¿Quién osa interrumpir mi plácido sueño? Mis viejos ojos no alcanzan a ver nada.

- Nuestro nombre no importa, además es estúpido. Viajo en busca de las ent-mujeres. ¿Eres realmente una? ¿Se esconden entonces la ent-mujeres en el bosque negro?

- No, ya no. Dormí demasiado en invierno y mis compañeras marcharon a continuar el viaje. No sé si lo sabes, extraño enano, pero las ent-mujeres abandonaron este bosque hace mucho tiempo, cuando los elfos empezaron a notar que algo extraño ocurría en sus bosques.

- ¿Por qué os fuisteis de Fangorn? ¿Por qué abandonasteis a los ents?

- Ah, si lo miras como nosotras nos echaron ellos, aunque no lo recuerden. No aguantábamos sus asambleas. Nosotras no éramos muy pacientes, y el hecho de que una raza que conoce la lengua común se dedique a hacer asambleas en la lentísima lengua de los ents, era humillante para nosotras, así que cuando montaron una asamblea de tres meses acerca de si debían hablarnos a nosotras en lengua común o ent, no aguantamos más y nos marchamos. El viaje es muy duradero, no posemos movernos muchos porque llama demasiado la atención un bosque móvil y no queríamos que los ents supieran más de nuestro paradero. Quizá hayáis oído las historias del bosque viejo de Arnor Eriador, cerca de ese lugar llamado Comarca. Muchas leyendas hablan sobre ello, pero no era otra cosa que las ent-mujeres habíamos establecido allí nuestro hogar. Luego decidimos irnos lo más lejos posible de las tierras habitadas por todos los incidentes causados por esa leyenda del mediano que quería destruir el Anillo del señor de Barad-Dûr, y después de unos años llegamos aquí, al bosque negro. Nos costó bastante pasar inadvertidas a las ágiles miradas de los elfos, en especial cuando uno de ellos, al parecer príncipe, tuvo que ir al otro lado de las montañas para asistir a un concilio. Y pasado un tiempo, mucho después de la explosión del sureste, decidimos hacer la última hibernación ent y marcharnos de verdad. Pero resulta que he dormido más de la cuenta y me he quedado sola. Por lo menos se a dónde iban mis hermanas, he de partir ya. No puedo pedirte que me acompañes, aunque me has caído bien, porque a ellas les desagradan las compañías desconocidas. Y he de pedirte que no le digas nada de esto a los otros, mucho menos a ese estúpido Barbol, que me dejó plantada en la fiesta de la semilla. Adiós, extraño enano. No creo que nos volvamos a ver, pero espero haberte sido de ayuda.

La ent-mujer se marchó.

Y así termina nuestra búsqueda. Sabemos lo que queríamos, y mantendremos nuestra palabra de no hablar del tema con los ents.


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