¿Sabías que... ?

J. R. R. Tolkien fue picado por una tarántula cuando era pequeño y esta experiencia le sirvió de inspiración para crear a Ella Laraña. Años después, en una de sus cartas, el profesor escribió que nunca había podido recordar aquel suceso y que sólo lo conocía gracias a que sus padres se lo habían contado. Sin embargo, reconoció que esa experiencia "algo tuvo que ver" con la creación de la guardiana de Cirith Ungol.

El autor de El Señor de los Anillos (ESDLA) no entendió nunca esta obra como una trilogía. Es más, calificó su división en tres volúmenes y la adopción de un título para cada uno de ellos como "un disparate" aunque reconocía que "necesario para su publicación". Sí señaló, en cambio, como diviones naturales de la obra los Libros I y VI que originalmente contaban con su propio título.

Después de escrito y publicado ESDLA, Tolkien reveló que de toda la obra el pasaje que más le conmovía era la descripción de Cerin Amroth, el que más le impresionaba narraba el sonido de los caballos de los Rohirrim al cantar el gallo, y el que más le apenaba detallaba la incapacidad de Gollum para arrepentirse cuando Sam descubre sus reales intenciones.

El profesor Tolkien sabía español y lo describió como "la única lengua romance que me procura el placer del que hablo (en referencia al deleite lingüístico y estético); no es exactamente lo mismo que la mera percepción de la belleza (...) se parece más bien al apetito que se siente por un alimento necesario".

El autor de El Señor de los Anillos escribió su primer cuento con seis o siete años (él mismo no lo recordaba bien y unas veces aseguraba que con seis y en otras señalaba que con siete). Su primer protagonista era un "verde dragón grande".

J. R. R. Tolkien inició El Hobbit sin proponérselo. Estaba corriegiendo aburridos ensayos de promoción y en una hoja en blanco garrapateó sin saber por qué "En un agujero en el suelo vivía un hobbit". Durante mucho tiempo no prestó más atención a esta frase aunque obviamente la conservó, al menos, en la memoria. Incluso publicado ya El Señor de los Anillos, Tolkien afirmaba allá por el año 1955 que seguía sin saber porqué le vino a la cabeza aquella primera frase.

Tras publicarse El Retorno del Rey, su autor recibió la carta de un lector "furioso" por el hecho de que Frodo hubiera sido recibido con honores una vez destruído el Anillo. A su juicio, el único destino posible para el hobbit era la ejecución por traidor, dado que no fue capaz él mismo de arrojar el Anillo al fuego.

El profesor Tolkien concibió la historia de Beren y Lúthien inspirado por su mujer, durante una visita que éste le realizó cuando estaba en el frente durante la Primera Guerra Mundial. Corría el año 1917 y el autor estaba al mando de un puesto de avanzada de la Guarnición Humber, en Yorkshire.

El recurrente sueño que tenía Tolkien sobre una gran ola que avanzaba imparable sobre árboles y campos verdes, desapareció cuando escribió La Caída de Númenor. Este sueño, sin embargo, fue heredado por uno de sus hijos y Tolkien en la obra se lo lega a Faramir.

El autor de El Señor de los Anillos no apreciaba la obra de William Shakespeare. Tras estudiarla, aseguró que le "disgustó cordialmente".

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El Señor de los Anillos contiene más de 600.000 palabras.

Cada uno de los tres libros de El Señor de los Anillos fue puesto por primera vez a la venta a un precio de 21 chelines.

Cuando Tolkien se vio en la obligación de dividir El Señor de los Anillos en tres volúmenes y buscar un nombre para cada uno de ellos eligió Crece la Sombra para el primero; El Anillo en la sombra para el segundo; y La guerra del anillo o El Retorno del Rey para el tercero.

El profesor Tolkien comentó en una ocasión que para explicar "brevemente" la trilogía a un amigo, necesitó escribirle una carta de 41 páginas y unas 10.000 palabras.

C. S. Lewis, autor entre otras obras de Las Crónicas de Narnia, creía que los poemas introducidos por Tolkien en El Señor de los Anillos eran "pobres, lamentables" y estaban "fuera de lugar".

La edad de Galadriel es bastante más avazada que la de Ella-Laraña.

Tras ver la sobrecubierta que los editores norteamericanos realizaron para El Hobbit, Tolkien la calificó de "espantosa". En cuanto a la primera sobrecubierta que los editores ingleses realizaron para El Señor de los Anillos, el profesor la calificó de "muy fea", "sin gusto" y "deprimente". Tras estas críticas, realizadas por otra parte sin esperanza de lograr una mejora, los editores intentaron hacer una versión más adaptada al gusto de Tolkien y lograron que éste quedara prácticamente conforme con la versión definitiva.

J. R. R. Tolkien se sorprendió de que los hobbits que aparecen en El Señor de los Anillos resultaran divertidos a los lectores ya que, según aseguró, en ningún momento esperó que esta raza divirtiera a sus seguidores.

Un fan de la obra de Tolkien le dirigió una extensa carta en la que le realizaba varias preguntas y sugerencias, algunas casi metafísicas, acerca de su obra. El profesor le escribió una larga carta de contestación pero finalmente desechó la idea de enviársela porque consideró que ese lector le estaba tomando "demasiado en serio".

El título original de La balada de los hijos de Húrin, Narn i Chîn Húrin, fue modificado por Christopher Tolkien a Narn i Hîn Húrin para su publicación, porque temía que los lectores ingleses pronunciaran "Chîn" como la palabra inglesa "chin" (mentón). Más tarde se arrepintió de haber tomado esa decisión.

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