Invitación

La Casa de Armenelos tiene el placer de enviar a todos los rincones de la Tierra Media invitaciones para la conmemoración, el próximo sábado 28 de octubre, de "La Noche de todos los Valar". En el calendario humano de la presente Edad, esa noche se corresponde con la del 31 de octubre, en la que tradicionalmente se celebra "La Noche de todos los Santos" o "Halloween", según las tierras de origen.

Los actos de conmemoración comenzarán hacia las 20:00h en las estancias de Bruka el Lossadan (ver cómo llegar más abajo). La apariencia y forma corporal que elijan los invitados para acudir a la cita será libre.

La noche de todos los Valar


En Anadûnê, durante "La Noche de todos los Valar", celebrada tras la puesta de sol -pues en la noche comenzaron a dar los Poderes forma al mundo- cuentan las historias antiguas que Annatar, el Señor de los Dones, habló a las gentes de Númenor de la oscuridad que reinaba antes de los Valar y que era más poderosa que todos los Ainur, pues el mundo entero había surgido de ella. Y les habló de Melkor, diciendo que los Valar habían engañado a los hombres. Durante la fiesta, comenzó a planificar la construcción de un poderoso templo en la colina en medio de la ciudad de Armenelos la Dorada, joya de Númenor.

Y pronto la luz que en él entraba se oscureció, porque había un altar de fuego en medio del templo con una espesa humareda. Y el primer fuego sobre el altar lo encendió Sauron con leños de Nimloth, y éstos crepitaron y se consumieron; pero el humo que salió asombró a los hombres, y una nube cubrió la tierra durante siete días, hasta que lentamente se trasladó hacia el oeste.
En adelante, el fuego y el humo subieron de continuo; porque el poder de Sauron crecía diariamente, y en ese templo, con derramamiento de sangre y tormentos y gran maldad, los hombres hacían sacrificios a Melkor para que los librara de la Muerte. Y con frecuencia escogían a sus víctimas de entre los Fieles; aunque nunca se los acusaba abiertamente de que no veneraran a Melkor, sino de que odiaban al rey y de que eran rebeldes, o de que conspiraban contra el pueblo inventando venenos y mentiras. Estos cargos eran casi siempre falsos; no obstante fueron días amargos aquellos, y el odio engendraba más odio. (S,AK:50-51)

Saludos nobles habitantes de la Tierra Media,

Queremos transmitiros la enorme satisfacción del Señor de la casa por poder conmemorar "La noche de todos los Valar" junto a sus invitados el próximo sábado 28 de octubre. Desde la Casa de Armenelos deseamos que disfrutéis de una velada apacible y que os sintáis cómodos durante la celebración de la Noche de todos los Valar. Por ello, os recomendamos que sigáis escrupulosamente las indicaciones de los sirvientes, que ahora trabajan en la preparación de la fiesta y que durante la noche os atenderán y se encargarán de que estéis a salvo en todo momento.

Sin duda, habréis oído los recientes rumores sobre la desaparción de ciertas personas bastante notables en los lugares cercanos a la celebración. Os aseguramos que no hay ningún motivo de alarma para vosotros, queridos invitados, pero aún así sabed que extremaremos las precauciones. Es por ello que os damos la siguiente relación de acontecimientos, pues pensamos que una llegada ordenada y una celebración recogida evitarán sin duda cualquier tipo de sorpresa desagradable.

Programa

Tanto si podéis acudir como si no, esperamos que tengáis una agradable noche de todos los Valar.

Sugerencias

Nos permitimos hacer varias recomendaciones a los invitados para mayor disfrute de los presentes. Nos gustaría insistir especialmente las dos primeras sugerencias.

  1. Seguir las indicaciones de los sirvientes.
  2. No producir el enojo del anfitrión.
  3. Pensar alguna lectura apropiada para compartir con los demás invitados.
  4. Traer algún plato tradicional de la propia tierra, o algo que compartir con el Señor de la casa o los demás asistentes.
  5. Avisar a los sirvientes de cualquier necesidad (como la de levantarse temprano).
  6. A ser posible, por favor confirmadnos vuestra asistencia [email protected]
  7. Recordamos que la apariencia corporal es totalmente libre

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Se acerca un día importante para la historia de Númenor y la de su querido rey Ar-Pharazon -dijo el Señor de los Dones a su ama de llaves-. Quiero obsequiar a sus habitantes con el don de la sabiduría y del conocimiento de lo que se les ha ocultado hasta ahora, para evitar que crecieran en grandeza. Enviaremos emisarios con invitaciones a todos los rincones de esta isla para que vengan a celebrar conmigo la gran Noche de todos los Valar.

-Pero, mi señor, quizás no todos están preparados para conocer la verdad del mundo creado por el gran Melkor -dijo el ama de llaves-. Están esos traidores que se hacen llamar fieles y que promueven el culto a los farsantes...

El Señor de los Dones rió.

-Toda esa escoria será en breve defenestrada de sus cargos, tomada por locos e idiotas por su mismo pueblo, si todo sale como planeo. Piensa en ti que, antes de conocer los secretos de Arda que yo te he enseñado desde que estás en mi prisión, eras una majadera que creía los cuentos de esos embusteros y calumniadores elfos, que estabas aprisionada bajo sus delirios y deseos de dominio sobre los de tu raza. Ahora, sin embargo, estás liberada y es tu obligación ayudarme a liberar las mentes de tus hermanos numenoreanos.

El ama de llaves-¿Los traeréis aquí a la prisión o pediréis nuevos permisos para salir? -dijo el ama de llaves.

-Vendrán aquí. Quiero que contemplen mi encierro. Y tú procurarás que se sientan como invitados-dijo-. No vendrán todos los que reciban invitación sino los que sientan una inclinación natural, y quizás desconocida para ellos, hacia el reinado de la Oscuridad. No obstante, habrá que estar vigilantes porque alguno de esos hampas de los fieles puede intentar aprovechar el acontecimiento para venir e intentar dañarme. ¡Todas las criaturas tendrán que estar en guardia! Y tú ponte ya a organizar las estancias, a hacer saber a todos los que viven aquí mi deseo y la próxima presencia de invitados entre estas paredes. Encarga comida y bebida -ordenó-. Haz bajar a mi escriba, le dictaré la invitación. Vete.

-Señor -habló el ama de llaves-, ¿no recordáis que vuestro apreciado perro le devoró las dos piernas la semana pasada y que vos mandastéis arrojar lo que quedó de él a las arañas?

-¿Y es posible que aún no haya otro que lo sustituya? Ve a buscar otro. ¡Sin tardanza!, y que tenga miembros más duros -bramó.

El ama de llaves salió a toda prisa de las estancias privadas de Annatar y envió a un mensajero en busca de un nuevo escriba para el Señor de los Dones. Mientras, fue haciendo todo lo que su Señor le había ordenado pero descubrió malas noticias y no se atrevió a ser ella, de nuevo, la mensajera. Informar de más de un hecho desagradable al día al Señor de la casa podía ser peligroso y ella ya había tenido que revelarle la escasez de escribas... Fue a buscar al siervo-calavera del Señor.

-Ve a decirle a tu amo que el licántropo se ha escapado y que es posible que los sirvientes no logren encontrarlo antes de la Noche de los Valar -dijo.

El siervo-calavera-Humana cobarde, ¿porqué no se lo dices tú? -replicó la calavera.

-Imbécil. A mí me he encomedado varias tareas que no pueden esperar ¿o quieres ser tú el culpable de que no se cumplan sus deseos? -dijo sin amedrentarse.

El siervo-calavera bajó a las estancias de Annatar y le reveló de mala gana la noticia. Desde el piso superior se oyó un rugido que produjo escalofríos en todas las criaturas que allí vivían.

-¿Es que nadie es capaz de procurarme noticias que alegren mis oídos?

No os preocupéis amo, lo perseguiremos sin descanso y si no lo encontramos para el gran día, pondremos vigilancia en los caminos desde la puesta de sol hasta su salida para escoltar a vuestros invitados.

-Eso me gusta más. Y ahora retírate de mi vista -dijo.

Mientras tanto, el emisario enviado en busca de un escriba había llegado ante la puerta con el carcelero mayor, que sujetaba por los pies a un extraño enano al que quería echar cabeza abajo a los seres de los sótanos.

El ama de llaves preguntó quién era y el emisario desde la puerta respondió

-Le he dicho varias veces que es un escriba que el amo ha mandado buscar pero no hace caso. Este carcelero está descontrolado.

-Silencio -replicó el ama de llaves-, ¡Carcelero! deja al enano en el suelo -El carcelero se detuvo pero no hizo caso de la orden-. Te lo ordeno por mandato del amo -gritó el ama de llaves.

-Es un extraño -replicó el carcelero-, no puede estar aquí.

El siervo calavera apareció al escuchar la discusión.

-Ese mandato cambia hoy por orden del Señor de la casa para este enano. Y acostúmbrate porque vendrán invitados del Señor en pocos días y no podrás tratarlos así. Suelta al enano-, ordenó.

El carcelero mayor soltó al enano que dió con la cabeza en el suelo y quedó un poco atolondrado pues el carcelero mayor tenía unas catorce veces su estatura y lo había levantado muy alto.

Tu nombre -dijo el ama de llaves.

Tharkas el enano-Me llamo Tharkas -dijo el enano magullado.

-¿Sabes dónde estás?- habló la calavera.

-No muy bien -dijo-. Me encontré con ese humano que me preguntó si sabía escribir y tras decirle que me gusta más leer y buscar en grandes bibliotecas me trajo para acá a rastras prometiendo que podría visitar una gran sala de libros. ¿Hay aquí alguna gran biblioteca que yo no conozca?

-Ni la hay ni te interesa saber nada más. Carcelero, dile al amo que ya tiene escribano, y si te dice que le bajes, encierra antes al perro y al resto de mascotas del Señor para que no se le echen encima.

-¿Quién es ese Señor? -preguntó el enano.

-Es el Señor de los Dones, el gran Annatar conocedor de todos los secretos del universo, dador de la libertad y destructor de las cadenas a las que os atan los valar -dijo el siervo-calavera.

El enano rió para sus adentros. Si no fallaban sus cálculos y los de su amigo Bruka el Lossadan, bajo la casa de ese Annatar se encontraban las antiguas bilbiotecas de Armenelos, que tanto tiempo llevaban buscando los dos amigos. Decidió disimular hasta la noche cuando, con todos durmiendo y con el mapa que Bruka dibujó tiempo atrás y que el enano siempre llevaba encima, iniciaría la búsqueda de las bibliotecas.

-El amo no quiere a verle ahora, le verá mañana por la mañana. Quiere ver si esta noche se puede cazar al fugado -dijo el carcelero.

-Pues ven por aquí -le dijo el ama de llaves-, te llevaré a tus aposentos. Encontrarás cosas del anterior escribano. Haz lo que quieras con ellas. Enciérrate y no salgas ni abras la puerta a nadie, aunque la voz te resulte conocida o te pidan ayuda -le dijo ante de irse-.

El enano se quedó feliz y empezó a su plan para la noche y en la cara que podrían Ancamal, Bruka, Eámanë y Ardias cuándo les contara que encontró las antiguas bibliotecas.

A la mañana siguiente, el ama de llaves fue a buscarle pero no logró encontrarle por ninguna parte, así que pensó que no había seguido sus indicaciones y le tomó por devorado. Envió rápidamente al emisario en busca de otro escribano. Afortunadamente llegaron instantes antes de que el Señor de los Dones requiriera su presencia y con el mensaje de que el licántropo seguía huído. Así que Annatar dictó la siguiente invitación:

Saludos nobles habitantes de la Tierra Media,

Queremos transmitiros la enorme satisfacción del Señor de la casa por poder conmemorar "La noche de todos los Valar" junto a sus invitados el próximo sábado 28 de octubre. Desde la Casa de Armenelos deseamos que disfrutéis de una velada apacible y que os sintáis cómodos durante la celebración de la Noche de todos los Valar. Por ello, os recomendamos que sigáis escrupulosamente las indicaciones de los sirvientes, que ahora trabajan en la preparación de la fiesta y que durante la noche os atenderán y se encargarán de que estéis a salvo en todo momento.

Sin duda, habréis oído los recientes rumores sobre la desaparción de ciertas personas bastante notables en los lugares cercanos a la celebración. Os aseguramos que no hay ningún motivo de alarma para vosotros, queridos invitados, pero aún así sabed que extremaremos las precauciones.


La desaparición del enano había incomodado al ama de llaves que por nada del mundo quería hacer peligrar los planes de su Señor con la desaparición o algo peor de alguno de sus invitados. A las criaturas ingobernables decidió encerrarlas en habitaciones, pero ninguna tenía cerrojo y ya no daba tiempo a ponerlos. Decidió para que los invitados pudieran distinguir las puertas peligrosoas de las que no lo eran, marcarlas con una imagen muy del gusto de su Amo últimamente: un ojo rojo y amarillo sobre fondo negro. Para prohibir a los invitados la entrada a otras amenazadoras estancias, avisaría al siervo-calavera para que con sus conocimientos colocara una oscuridad flotando bajo la cerradura.

Además, colocaría caminos de velas que nunca deberían ser cruzados por los invitados para evitar que algunos de aquellos seres pudieran olfatearles y volverse incontrolables. Aún así, había una mascota del Señor demasiado peligrosa cómo para intentar encerrarla y demasiado orgullosa como para escuchar órdenes ni aún viniendo del propio Annatar. Era de los vástagos de Ungoliant, y campaba a su antojo por las estancias del Señor de los Dones atacando a todo aquel que le resultaba apetecible. Al Señor de los Dones le costó muchos sirvientes hacerle entender que no podía atacar a los suyos pero que, a cambio, su prole y ella recibirían los cuerpos de todos los prisioneros de la casa.

Pasaron los días y las tareas se multiplicaron pues eran muchos los que Annatar había llevado a vivir a su prisión. Las criaturas y los siervos estaban cada vez más nerviosos e ingobernables y fuera los ataques del licántropo se sucedían sin que pudiera ser atrapado...

Una araña y un enanoEn la tarde que precedía a la Noche de todos los Valar cómo presintiendo un posible festín, la hija de Ungoliant se colocó a la entrada de la casa y no lograron arrancarle la promesa de que no atacaría a los invitados. Era un gran contratiempo. El siervo-calavera envió al emisario en busca de comida con que mantenerla entretenida, pero éste sólo encontró un enano y la voracidad de la araña hacía pensar que podría no ser suficiente pero ya no había tiempo para más.... Tampoco dio tiempo a limpiar las telas que las hijas de Ungoliant habían empezado a tejer esa misma tarde en el Salón de la Celebración, ni a dar las pertinentes órdenes al Carcelero Mayor que odiaba a los intrusos . A ello se dirigiía el ama de llaves cuándo oyó que su Señor la llamaba y bajó a su presencia.

-Quiero que repasemos el orden de la fiesta -dijo.

-Pero Señor aún quedan muchas cosas por hacer -se atrevió el ama de llaves.

-Insolente ¿cómo te atreves a contradecirme?. Si algo sale mal lo pagarás con tu vidab y ahora escuca muy bien. Cuándo lleguen los invitados condúcelos sin tardanza a la torre.

-Ahí es dónde llevamos a los prisioneros importantes...-señaló.

-Ahí quiero que los conduzcas y que uno de mis sirvientes los vigile y acompañe. Después les daré mi bienvenida personal. Y, por último, podremos pasar a cenar y a celebrar La Noche de todos los Valar.

Llamaron a la puerta. Llegaban los primeros invitados.

-Y ahora vete corriendo.

El carcelero mayor no había recibido instrucciones concretas y la araña seguía junto a la puerta. Mientras subía hacia la entrada recordó con agrado que no había retirado los huesos del último hobbit que había sido devorado por el gran murciélago del amo. Le servirían ahora para disuadir a los invitados de no seguir sus indicaciones. Aún no había llegado cuándo escuchó al carcelero mayor:

El carcelero mayor¿Quién es tan idiota cómo para volver a molestarme cinco minutos después de haber echado a los últimos intrusos como comida para las arañas? -abió la puerta bruscamente y miró con cara de desprecio-. A ver ¿quiénes sois y quién de vosotros tiene autoridad para tratar conmigo, carcelero mayor de Annatar, si es que hay alguno que la tenga? ¿O en verdad con seso suficiente como para comprenderme?

Uno de los recién llegados dijo ser invitado

-¡No tú, por cierto! -Gritó con una mueca de desdén-. Para pisar las estancias de Annatar no basta con venir acompañado por chusma semejante. ¡Si hasta un orco de las montañas puede reunir un séquito como el tuyo!

Rápidamente intervino el ama de llaves y bruscamente dijo:

-¡Silencio!¡Carcelero! -y después dulcemente- ¿cómo se te ocurre recibir con esas palabras a los invitados del amo? ¿No ves que son los escogidos por el Señor de la casa? -y con una mirada siniestramente dulce añadió- ¿quieres a caso que se disguste contigo? -dijo estas últimas palabras endureciendo el tono y mirándole fijamente, mientras invitaba a pasar a los invitados.

-¡Soy un heraldo y un embajador del Señor de esta casa y nadie puede atacarme! -gritó tras ellos.

Y el ama de llaves le respondió.

-Dónde mandan esas leyes también es costumbre que los embajadores sean menos insolentes. Nadie te ha amenazado -dijo en tono serio-. Nada tienes que temer de ellos, más bien ellos de ti si no escuchan mis humildes advertencias -y cerró tras los invitados con un portazo.

La araña prestaba atención pero no parecía dispuesta aún a moverse. Delante de los invitados apareció el siervo-calavera que recogió los obsequios que traían al Señor de la casa.

-Muy bien -dijo el ama de llaves-, bienvenidos a las estancias de Annatar Señor de los Dones. Entre estas paredes residen también otros de muy distintas naturalezas y a ninguno de ellos les agrada la presencia de extraños, empezando como ya habéis comprobado por el carcelero mayor. El Señor de la casa ya ha dado instrucciones a todos ellos para que no se acerquen a sus invitados pero muchos de ellos no atienden a nada ni a nadie, ahí reside su encanto, por lo que tanto mi amo como yo os pedimos que sigáis estos pequeños consejos para que no haya que lamentar pérdidas. Seguidme -les guió hacia arriba- Seguid en todo momento mis indicaciones y la del resto de sirvientes del Señor de los Dones. No crucéis los caminos de velas. No entréis en las estancias en las que aparece grabado un ojo bajo el picaporte. No paseéis solos y, por último, un consejo sólo mío: no incomodéis al Señor de la casa. Bienvenidos de nuevo y que paséis una agradable Noche de todos los Valar.

Les dejó en compañía de un siervo arriba en la torre. Y este recibimiento se repitió con todos los invitados. Cuándo ya habían llegado todos, Annatar quiso cambiar de planes. Dijo saber que uno de los fieles se había infiltrado entre los invitados y que cambiaría su bienvenida personal. Serían los invitados de uno en uno o de dos en dos los que bajarían a escuchar sus palabras. De lo que allí escucharon, nada más se cuenta en los Libros Antiguos. Sólo se habla de una terrible noche, en la que muchos notables caballeros y damas acudieron a la llamada de Annatar para celebrar juntos la Noche de Todos los Valar. Tal y como había anticipado, hubo más de un traidor entre ellos. Annatar fue atacado, una de sus criaturas más preciadas fue aniquilada y hubo uno que esa noche regresó de la muerte para ocupar un sitio de honor en el banquete. De lo que allí acordaron los presentes y de lo que allí viviveron nada más se sabe, salvo que el Señor de los Dones no perdona y que la Isla de Númenor se hundió en las aguas tiempo después.

Invitados a la Noche de todos los Valar


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